Reseña del libro: Actividades extractivas en expansión. ¿Reprimarización de la economía argentina?
Fernando Barri para Globalízate, 28/02/2014Fernando Barri, uno de los autores del excelente libro "Actividades extractivas en expansión ¿Reprimarización de la economía argentina" nos ha hecho llegar a Globalízate esta reseña sobre este documento. Desde aquí queremos hacer eco y recomendar la lectura de este libro tan interesante en el que se analiza la evolución del sistema productivo argentino con diversos análisis integradores como el de las causas y consecuencias de la expansión del modelo sojero en lo último años.
Actividades extractivas en expansión ¿Reprimarización de la economía argentina?
Norma Giarracca y Miguel Teubal (coordinadores)
Autores :Fernando Barri; Norma Giarracca; Gisela Hadad; Tomás Palmisano; Tamara Perlmuter; Ana Isabel Rivas; Virginia Toledo López; Miguel Teubal; Juan Wahren; GER_GEMSAL
Ed. Antropofagia, 2013, 251 Pàgs.
RESEÑA
La pregunta que recorre el libro es si la expansión descomunal de las actividades extractivas en la Argentina centradas en el cultivo de soja y la minería a cielo abierto, que tiene su marca más destacada durante la primera década del nuevo milenio, tiene incidencia en las dificultades para que un promocionado proceso de industrialización se se haga efectivo. Y además, si éste "modelo" primario que se impulsa masivamente mejora las condiciones de vida en nuestra sociedad, no sólo las actuales sino también las del futuro. No hay respuestas contundentes en el libro, hay mucha investigación que va demostrando cómo se expandió el agronegocio: soja hasta en el cañero Tucumán, biocombustibes, el avance en la privatización de las semillas y otro tanto sucede con la minería y hasta el petróleo y el gas. Todo ocurre al compás de un Estado que lo toma como política propias en forma directa (leyes, decretos, etc.) como indirecta a través, por ejemplo, de la estimulación de un sistema científico a la medida de corporaciones, inversión de capital estatal en infraestructuras de todo tipo en las zonas de las inversiones, etc. Pero también podríamos suponer que se expanden estas producciones primarias-extractivas paralelamente a cierto sector industrial. ¿Es así?
Lo primero que se puede leer en el libro es un análisis en profundidad de lo que queremos decir por modelo extractivo o "extractivista" (modismo generalizado que pretende acentuar los aspectos negativos de estas actividades). Por cierto engloba una serie de actividades que tienen que ver con la explotación de la naturaleza, o lo que en términos corrientes se denomina "recursos naturales". Son actividades que han estado presentes a lo largo de la historia de nuestro país y que en determinadas épocas se consideraba que eran explotadas porque teníamos "ventajas comparativas". En la actualidad visualizamos que son actividades altamente rentables pero que también generan una serie de efectos colaterales o deseconomías externas que no siempre son tomados en consideración, y que dejan mucho que desear en cuanto al impulso que pueden dar a una equilibrada reproducción social y material de la vida.
La economía primaria exportadora se impulsa a partir de fines del siglo XIX pero a partir de la crisis de los años treinta y las dos guerras mundiales -que interrumpieron la provisión de productos manufacturados a nuestro país, e inciden sobre la caída de los precios de productos de exportación-, entra en crisis y comienzan los procesos de la llamada industrialización por sustitución de las importaciones (ISI) Este proceso tuvo dos períodos destacados:
* el que comienza a mediados de la década de los cuarenta y se extiende hasta los años cincuenta, (primer gobierno peronista) enmarcado en una política que podríamos clasificar de "nacional y popular": se establecieron industrias livianas orientadas al mercado interno, compatibles con el aumento de los salarios reales y mejoras en las condiciones de vida de la población que caracterizaron a este período;
* la segunda etapa que tuvo que ver con el desarrollismo, que comienza con el presidente Arturo Frondizi y se extiende a lo largo de la década del sesenta: se flexibiliza la inversión extranjera en muchas áreas de la economía y se trataba de impulsar la implantación de industrias de ISI más "difíciles" y complejas, petroquímica, automotriz,... La participación de la industria en el producto nacional alcanza su máximo porcentaje a comienzos de la década de los setenta.
Luego sobreviene el largo período del neoliberalismo económico que dio pie a dos características de la economía nacional: por una parte, la valorización financiera, por otra, a lo que hemos denominado la reprimarización de la economía. Comienza una nueva etapa en el proceso de potenciamiento de las industrias extractivas en el país: se legislan leyes y medidas de política económica que las favorecen, cunde la desindustrialización como contrapartida, y crece sobremanera el endeudamiento externo. Las condiciones de vida de las mayorías populares empeoran. Tal proceso conduce indefectiblemente a la gran crisis de 2001/2002.
En el primer capítulo del libro señalamos algunas de las características que asume el extractivismo que va surgiendo en este período y que culmina en la nueva etapa de la "postconvertibilidad". Ya entrado en el nuevo milenio crece sobremanera el agronegocio sojero, pero no es el único cultivo ya que nos referimos a una lógica y no una mera producción y además debemos sumarle la minería denominada "a cielo abierto". Son los dos sectores que más se destacan como formando parte del extractivismo (no tomamos petróleo-gas): tienen en común que no son sustentables en el largo plazo (la agricultura pudo serlo a lo largo de la historia mundial), son impulsadas por grandes empresas transnacionales que ocupan sectores clave de los sistemas considerados (Monsanto, Barrick Gold, son algunos de los nombres más conocidos), se orientan fundamentalmente hacia las exportaciones en detrimento en muchos casos de la producción local de alimentos, en gran medida también por el alza de los precios internacionales de los commodities, desplazan actividades preexistentes que históricamente se orientaban al mercado interno, y utilizan recursos naturales que son escasos el agua, la tierra fértil, la biodiversidad que son dilapidados aras de un presunto "desarrollo".
El capítulo que escriben Fernando Barri y Juan Wahren considera en profundidad la implantación y expansión del modelo sojero en nuestro país, plantea cómo se va introduciendo, quienes fueron algunos de sus principales protagonistas, cómo fue cambiando el marco institucional, las leyes y los decretos que lo favorecieron, y fundamentalmente cómo tales procesos tuvieron que ver con una determinada "colonialidad del saber", un nuevo tipo de racionalidad científica y técnica que lo sustenta. Cunde el discurso "eficientista" a toda costa: "nuestro pensamiento es tecnocrático y eficientista porque parte de la base de que producir más está bien, y que generar tecnología está bien, es abrir oportunidades" y frente a la problemática del avance de la frontera agropecuaria y el despojo de tierras campesinas e indígenas, luego de minimizar los episodios de violencia rural (que se cobraron entre 2009 y 2012 cinco muertes de campesinos e indígenas) afirmaba que "hay que ayudar a esa gente (los campesino e indígenas) a que abandonen ese modo de producción de subsistencia, degradante tanto ambiental como socialmente, porque están condenados a ser esclavos de las cabritas" (los autores citando a Bercovich; Genoud; Santucho y Schaibegraf. ).
En efecto, como señalan Barri y Wahren "El neocolonialismo naturaliza el saber científico como único conocimiento viable y universal. En esa perspectiva epistemológica se sitúa el modelo sojero en la Argentina, y se traduce a través del paradigma hegemónico científico-tecnologico, que a su vez es el sustento principal de los agronegocios" (p.83).
La importancia que adquiere la explotación de los recursos naturales en América latina, y en nuestro país, se debe entre otras razones a su gran rentabilidad, tanto en la actualidad como en épocas históricas pasadas. Teubal y Palmisano en el capítulo "procesos rentísticos y el extractivismo en América latina" se preocupan por explicar en alguna medida por qué se produce esta situación. Parten del análisis que hacen algunos los economistas clásicos, fundamentalmente Ricardo, y Marx sobre los ingresos que perciben las tres clases principales de la sociedad, los asalariados (salarios), capitalistas (incluyendo arrendatarios) (ganancias) y terratenientes (renta). Estos autores destacan que la persistencia de rentas altas es un factor que va en contra del mantenimiento de una tasa alta de las ganancias, siendo éste último el factor principal que induce al proceso de acumulación capitalista.
De allí el desprecio que tienen los clásicos por la renta que perciben los terratenientes, porque según ellos no contribuyen a un proceso de acumulación capitalista. Se lamentan también porque a largo plazo tiende a caer la tasa de ganancia, en alguna medida como consecuencia del aumento de la renta que perciben los terratenientes, y promueven medidas de liberalización de sus economías como factores que reviertan esas tendencias.
En el capítulo que estamos considerando se destaca que esa teoría y perspectiva global sobre "la economía" se remite fundamentalmente a una perspectiva que tiene como mira la Inglaterra del siglo XIX que constituía la primera potencia industrial del mundo y que va configurándose también como la primera potencia imperial de su época. La pregunta que surge entonces y que se plantea en ese capítulo tiene que ver con la validez de ésta conceptualización cuando abordamos ésta problemática desde la "periferia" y enmarcada en la "colonialidad del poder" que caracterizó y caracteriza a América Latina en toda su historia. En este sentido la renta aparece como un elemento esencial que determina la rentabilidad de las actividades extractivas constituyéndose en una especia de superganancia que surge como parte de la formación de una "economía mundo" en la cual el control y la lucha por la tierra y los recursos naturales que persisten en la periferia constituyen factores esenciales.
Tamara Perelmuter en el capítulo "El rol de la propiedad intelectual en los actuales procesos de cercamientos. El caso de las semillas en la Argentina" señala cómo históricamente las semillas fueron consideradas bienes comunes ya que desde el surgimiento de la agricultura, "las comunidades campesinas e indígenas han recolectado, almacenado, conservado e intercambiado libremente las semillas, manteniendo el control de las mismas" (pág. 97). Esta situación se va revirtiendo significativamente a partir de la denominada revolución verde, la actual revolución biotecnológica y el surgimiento del agronegocio. Según Vandana Shiva a partir de estos procesos y del auge de las grandes semilleras internacionales, entre las que se destacan Monsanto, "el número de sociedades independientes en el mundo que producen semillas se redujo drásticamente" (p.110). Paulatinamente los productores agropecuarios se ven obligados a recurrir a Monsanto y sus licenciatarias para la provisión de sus semillas y van perdiendo su autonomía de la producción semillera. En éste capítulo Perelmuter describe la evolución de las leyes y normas que inciden sobre la propiedad intelectual de las semillas en la Argentina, cómo en forma creciente la provisión de semilla está cada vez más mercantilizada y dominada por las grandes semilleras y cómo el control de la semilla significa cada vez más el control "de la reproducción de la vida"(117).
Virginia Toledo nos presenta un panorama sobre los factores que inciden sobre la evolución de los agrocombustibles en la Argentina y cómo estos constituyen uno de los ejes del extractivismo impulsados a partir de las políticas de estado.
Pero la expansión del agronegocio no sólo se muestra en la colonización de nuevos productos como el biocombustibles sino, y sobre todo, en la expansión territorial. El ejemplo que se analiza en el libro es Tucumán, provincia de geografía agroindustrial por excelencia, sobre todo caña de azúcar y tabaco rubio; no obstante los últimos años la lógica productiva entró en otra producción tradicional, los cítricos, sobre todo el limón que se convirtió en un espacio económico de grandes inversiones, también financieras y dedicado a la exportación. Como suele ocurrir en estos casos de profundización del capitalismo neoliberal, las condiciones de campesinos empeoraron cuando el limón comenzó a hostigarlos por la tierra y la mano de obra del cítrico presentó cambios en sus organizaciones y en el proceso laboral pero no en las condiciones de vida e ingresos. Ana Isabel Rivas muestra la nueva expansión sojera en el este tucumano, los cambios en los paisajes agrarios, en la concentración de la tierra y en la fragilidad en que deja expuesto al ambiente natural de la provincia "En este sentido, Tucumán ha expuesto libremente su cobertura boscosa nativa en pos del desarrollo agrario sojero, el que casi de manera simultánea se fue expandiendo junto al cultivo del limón en el piedemonte tucumano" (Pag. 134)
El libro cierra con ejemplos de las fuertes resistencias a este modelo extractivista, depredador y contaminante pero antes de abandonar la primera parte de reflexiones en el nivel de la producción nos ofrece un artículo de Norma Giarracca y Tomás Palmisano que describe las tres lógicas de producción de alimentos; la campesina, la de agronegocio y aquella anclada en el desarrollo del siglo XX del país pero actualizada como modelo a recuperar por los innovadores centros internacionales de lo que se llama "agricultura de procesos". Recuperar esta agricultura supone un proceso complejo, un cambio de paradigma y sobre todo un cambio de visión política y de la dirigencia para que logren pensar en el bien común. Las consecuencias de los procesos de hostilidad climática, naturales, derivados del extractivismo en los territorios de América Latina abrirán un espacio para las alternativas, de allí la importancia de comenzar a pensarlo no como modelo sino como recuperación de saberes, técnicas, capital social que aún circula por nuestro país. Tarea aún posible en el campo argentino donde sistemas de agricultura de procesos persisten muchas veces, coincidentemente, en provincias de resistencias al extractivismo.
Pero pensar en innovar, en que circule política, que circule pensamiento político -una decisión ligada a una ruptura, dice Alain Badiou supone un campo social de resistencias aunque aún no haya subvertido su lógica para convertirse en espacio político; aunque estemos en los tiempos del "todavía no" de Boaventura de Sousa Santos . Y de eso se trata la última parte del libro, de mostrar las resistencias que aparecen en los territorios de los muchos extractivismos existentes. La reacción al despojo de mapuches de paciencia infinita (Gisela Hadad), de los pueblos fumigados donde se destaca la lucha de esa valerosa mujer que en Códoba, en el barrio Ituzaingó Anexo no cejó hasta llevar a juicio a sojeros y fumigadores y que actualmente con la Asamblea de Malvinas Argentinas impide la instalación de Monsanto quien pretende poner un fábrica de semillas transgénicas de maíz (Fernando Barri) y por último un mapeo de los conflictos en todo el país, clasificado por tipo de sujetos sociales: campesinos, pueblos indígenas, pueblos cordilleranos firmado por el equipo de investigación que está detrás de esta publicación (GER-GEMSAL-UBA)