¿Cómo colaborar frente al cambio climático? Empecemos por comunicar
EFE, 26/01/2018, www.efedocanalisis.comAunque a veces suene como algo lejano, todos somos partícipes del cambio climático. Emitimos CO2 y otros gases de efecto invernadero en el transporte y cuando utilizamos energía en el hogar. Casi todo lo que consumimos lleva asociadas emisiones en su producción, embalaje, distribución, etc. Es indudable que nuestras acciones diarias contribuyen al cambio climático, y en algunas ocasiones somos conscientes de ello. Cabe decir que, más que luchar contra el cambio climático, deberíamos hacerlo contra algunos hábitos que lo fomentan. Hay muchas cosas que podemos hacer para participar en la solución del cambio climático, y muchas de ellas son beneficiosas para nosotros por varios motivos. ¿Por cuál deberíamos empezar?
Antes de decidir, rebobinemos unos años para entender la necesidad de nuestra participación frente al cambio climático. El acuerdo de Paris supone un antes y un después en la respuesta global ante el cambio climático. La fase de diagnóstico está superada. No sólo una gran mayoría de los científicos que estudian el clima coinciden en que la acción humana es la causa esencial del cambio climático que estamos observando. Ahora los gobiernos han asumido un compromiso firme frente al mismo. Es por tanto necesario pasar a la acción. Las instituciones, el tejido productivo y todos los agentes sociales públicos y privados, incluyendo a toda la ciudadanía, debemos ahora tomar un papel activo y coordinado frente al cambio climático.
Frente al cambio climático debemos replantear nuestras opciones personales, pero también las colectivas. De hecho, la participación es imprescindible para construir políticas públicas que gocen de un amplio respaldo social, orientadas a la descarbonización de nuestra sociedad y a la adaptación a los nuevos escenarios derivados de los cambios que ya son inevitables. Además de legitimar las políticas públicas, una participación real permitiría generar políticas más informadas, mejor comprendidas y más justas, y aumentar la confianza en las instituciones. La participación social en cambio climático es fundamental, dado que es la sociedad en su conjunto el actor último de los cambios requeridos (por ejemplo, una transformación de los modelos de consumo, la movilidad o el uso de la energía).
En el campo de la sostenibilidad contamos con experiencias inspiradoras que tratan de integrar participación social y gestión pública. Las Agendas 21, originadas en la Cumbre de la Tierra en Río de Janeiro en 1992, tienen como uno de sus principios básicos la participación ciudadana a través del Foro Ciudadano para definir el plan de acción ambiental municipal. A pesar de que la participación en las mismas se ha visto muchas veces limitada dentro de los marcos institucionales establecidos a un proceso de consulta y consenso, son una herramienta imprescindible para iniciar la transformación bajo el lema "piensa globalmente, actúa localmente". Por ejemplo, el reciclaje efectivo de los residuos domésticos pasa por la colaboración ciudadana a través de la separación en el hogar. En los lugares en los que se han aplicado, de manera coordinada, medidas de gestión y de educación ambiental, se han obtenido los mejores resultados. Aunque el cambio climático presenta algunas particularidades como la incertidumbre asociada al mismo, hemos aprendido que los enfoques basados en el catastrofismo apenas ayudan a incentivar la participación y si lo hace un énfasis en las posibles soluciones y en los co-beneficios asociados a una cultura baja en carbono y resiliente ante el cambio climático.
Una forma sencilla de ampliar la implicación social es aumentar la presencia del cambio climático en nuestras conversaciones del día a día. Para ello, es necesario relacionarlo de forma más evidente con las cosas que nos afectan a diario. En este sentido, las olas de calor o los eventos extremos climáticos que vemos en la predicción del tiempo ayudan a concienciar a la sociedad del profundo cambio que estamos viviendo (tornados en las costas del Mediterráneo o súbitos cambios de invierno a verano, y viceversa). Podemos pasar de pensar que 'el tiempo se ha vuelto loco' a buscar soluciones compartidas mediante una buena comunicación y una participación social más activa.
En este sentido, aún nos quedan áreas qué mejorar. Según los expertos, en la comunicación sobre cambio climático el mensaje debe contener tres elementos: información sobre el cambio climático, ejemplos de acciones qué podemos hacer ante el mismo (o formas de participar en su solución), e información sobre otros beneficios asociados a estas acciones en muchos casos relacionados con nuestra salud o nuestra economía doméstica. Dado que no hay nada que conecte mejor con la sociedad que aquello que nos afecta día a día, para una mayor implicación social son necesarios nuevos discursos que sintonicen con las percepciones, intereses y valores de nuestra sociedad. Estos discursos, centrados más en soluciones que en problemas, permitirían comunicar con éxito sobre cambio climático e introducirlo en nuestros diálogos. Esto conseguiría, indudablemente, un importante primer paso de cara a una mayor participación frente a uno de los mayores retos a los que se enfrenta la especie humana.
Puesto que no es lo mismo dar parte, que tomar parte o ser parte, hay muchas formas de participar en la lucha contra el cambio climático. Quizá la primera de ellas es simplemente incluir esas dos palabras "cambio climático" en nuestro lenguaje cotidiano. ¿Podremos?
Ignacio Palomo (Basque Centre for Climate Change BC3), Jamie Clarke (Climate Outreach), Paco Heras (Oficina Española de Cambio Climático), Iñaki Bárcena (UPV/EHU), Aitxiber Zallo (UPV/EHU), Sergio Faria (BC3), Marta Olazabal (BC3), Unai Pascual (BC3), Elisa Sainz de Murieta (BC3), María José Sanz (BC3).